Por Luis Miguel Castilla
La discusión actual en el Perú sobre la reforma del sector eléctrico se ha centrado en dos cuestiones clave. En primer lugar, se ha propuesto ampliar las responsabilidades de Osinergmin para abordar las inquietudes relacionadas con la competencia en el mercado de generación eléctrica. Esto ha generado un debate sobre si esta medida podría debilitar la independencia y el rol actual de Indecopi en la regulación de la competencia, planteando preocupaciones sobre la duplicación de funciones y la capacidad de garantizar un mercado equitativo.
En segundo lugar, se ha considerado la modificación del modelo regulatorio del sector eléctrico para reducir la disparidad de precios entre los usuarios regulados y los usuarios libres. Esta disparidad se ha acentuado debido a la sobreoferta de generación y a la implementación de subsidios, especialmente para fuentes de energía renovable. Sin embargo, existe un debate sobre si esta reforma es la solución adecuada, ya que podría introducir distorsiones innecesarias en lugar de permitir que las tarifas se ajusten gradualmente a medida que el mercado se adapta. La transición hacia una matriz energética más limpia debe ser equilibrada y no necesariamente requiere subsidios que favorezcan una tecnología en particular en detrimento de otras. La decisión final deberá tomar en cuenta estos argumentos para lograr un marco regulatorio que promueva la competencia y garantice una transición energética eficiente y equitativa.
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