Por Luis Miguel Castilla
El Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 13, centrado en la acción climática, aboga por la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles a largo plazo. Aunque esta transición puede generar tensiones en relación con los objetivos del “triángulo energético”, que aborda la sostenibilidad, competitividad y seguridad del suministro, la clave reside en buscar una matriz de generación eléctrica que garantice eficiencia, limpieza, seguridad y sostenibilidad a largo plazo.
En comparación con otros países, la generación eléctrica peruana emite una cantidad reducida de gases de efecto invernadero, gracias en parte a la prominencia de la hidroenergía, que representa más del 50% de la electricidad generada en el país. Además, las principales fuentes de emisión de CO2 en Perú difieren de la tendencia global, ya que se centran en la agricultura y los usos del suelo, mientras que a nivel mundial son la generación de electricidad y el transporte. Por lo tanto, un proceso de transición energética en Perú debe considerar las características específicas del país.
Es crucial tener en cuenta que Perú posee abundantes y diversos recursos renovables de alta calidad. Esto abre un amplio espectro de posibilidades para la generación de energía a partir de fuentes hidroeléctricas, eólicas, geotérmicas y solares. La rica oferta de estos recursos destaca el potencial para avanzar hacia una matriz energética más sostenible y alineada con los objetivos de desarrollo sostenible.
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