
Por Daniela Santander y Juan José Collantes
El sistema eléctrico peruano atraviesa una etapa de transformación marcada por el crecimiento sostenido de la demanda y la ausencia de nuevas inversiones en generación eficiente y transmisión. Durante más de una década, una sobreoferta impulsada por factores externos y una matriz energética eficiente permitió mantener precios bajos y estabilidad. Sin embargo, este ciclo está llegando a su fin. Hoy, el país enfrenta riesgos crecientes de precios elevados, cuellos de botella en transmisión y mayor exposición a eventos climáticos extremos. Para evitar un deterioro en la competitividad energética, es urgente reactivar inversiones, modernizar la regulación e incorporar tecnologías que aseguren un sistema sostenible y confiable a largo plazo.