Por Videnza Insituto
Ayer, desde la ciudad de Trujillo, se lanzó #RumboEnergetico una iniciativa que persigue que nuestro país adopte una estrategia de transición energética equilibrada y ajustada a nuestra realidad. Se contó con la participación de Luis Miguel Castilla (Director ejecutivo de Videnza Instituto), Fernando Branger (Ejecutivo Senior en la Gerencia de Infraestructura Física y Transformación Digital de CAF), Alfonso Medrano (Presidente de la Cámara de Comercio de la Libertad) y un panel de expertos conformado por César Butrón, presidente del COES; Lina Escobar (Especialista senior en energía del BID), Pamela Gutiérrez (Gerente de Comunicaciones y Relaciones Institucionales en Kallpa), José Estela Ramiréz (Superintendente de Proyectos Energéticos en Compañía Minera Poderosa) y Yuri Armas (Gerente Desarrollo Comunitario Misión Produce).
Durante el evento de lanzamiento se analizó como la urgencia de abordar el cambio climático ha llevado a la necesidad de descarbonizar la economía, pero en el Perú, el enfoque parece desequilibrado. La mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero (60%) provienen del uso inadecuado del suelo, la deforestación y la agricultura, mientras que solo el 7% proviene de la electricidad. A pesar de esto, las acciones se centran principalmente en la adopción de energías renovables no convencionales, sin abordar adecuadamente otras fuentes de emisiones. La excesiva atención en el sector eléctrico, a pesar de contar con una matriz ya limpia, plantea la necesidad de “deselectrificar” el debate en torno a la transición energética. Además, se destaca la importancia del gas natural como fuente de energía de transición disponible en el país, siendo más limpia y económica en comparación con otras opciones.
En este contexto, el evento sirvió para enfatizar la necesidad de una política energética coherente y consistente que considere los estándares regulatorios y evite distorsiones. Se señala que, aunque existe un compromiso total con la transición energética, este debe realizarse de manera coherente con los recursos naturales del país y sin desvirtuar la política pública de calidad. Además, se abogó por dejar de demonizar al gas natural, destacando su papel como una fuente de energía disponible y más limpia en comparación con otras alternativas importadas.
