Por Luis Miguel Castilla.
Una pregunta relevante en la actual coyuntura es por qué el MEF sigue insistiendo en inyectar más recursos públicos cuando esta receta no ha funcionado y arriesga deteriorar la salud de las finanzas públicas.
Inefectividad
El Congreso acaba de aprobar un crédito suplementario por más de S/5.000 millones, parte de los S/17.000 millones de Con Punche Perú. En momentos de retraimiento del gasto privado, el gasto público tiene un rol que jugar para atenuar una mayor caída en la actividad productiva. Sin embargo, en 10 meses de gestión de Gobierno, la aprobación de mayor gasto público ha sido ineficaz para evitar caer en una recesión. Las razones de esa inefectividad son múltiples pero lo cierto es que las expectativas de los agentes siguen negativas y el gasto privado no levanta cabeza. No se aprecian esos “multiplicadores” deseables que indica el libro de texto. Por el contrario, la demanda interna se contrae, la inversión privada colapsa y el consumo privado estaría dejando de crecer. Lo más paradójico es que incluso esa mayor asignación presupuestal no se ha traducido en un crecimiento efectivo de la inversión pública ni del consumo público. Aún así, el MEF insiste en aplicar la misma política fiscal expansiva.
Ensayo tres razones que pueden explicar esta postura.
Proempresarial
La primera es que una promoción más agresiva de la inversión privada se frena por el mismo Gobierno ante el temor de ser percibido como proempresarial y se teme generar el rechazo de las regiones que lideraron la convulsión social.
Asegura respaldo político
La segunda es que es más fácil congraciarse con el Parlamento y los gobiernos regionales si se muestra dadivoso en atender demandas de mayor gasto. Así el Ejecutivo asegura un respaldo político que permita su permanencia en el poder o negocia la aprobación de otros proyectos de ley pendientes de aprobación.
Gestión renuente
La tercera es que la actual gestión es renuente en plantear reformas necesarias y prefiere llevar la fiesta en paz. Las restricciones políticas son reales, pero esto no quita la posibilidad de ser más avezado en plantear cambios estructurales en materia de formalización, productividad o descentralización, por mencionar algunos ejemplos. Lo que se requiere son señales más claras de apostar por el crecimiento de largo plazo y de viabilizar proyectos más allá de anuncios que no terminan de materializarse. Esto demanda ciertamente un mayor liderazgo y un cambio de estrategia.
Política fiscal
En realidad pareciera que las decisiones de política fiscal responden a una combinación de estas razones. Lo cierto es que la persistencia en recurrir al gasto público, pese a los exiguos resultados en materia de reactivación, con toda seguridad continuará debilitando la credibilidad del MEF y disminuirá la ascendencia que pueda tener. Además, cumplir con las reglas fiscales se hará muy difícil en un contexto de caída de los ingresos tributarios y el activo más preciado que tenemos (nuestra fortaleza fiscal) será debilitado por una conducción errada de la delicada coyuntura económica.
Al ser consultado, Luis Miguel Castilla opinó sobre este tema en la nota informativa de El Comercio.