Por Luis Miguel Castilla.
Al cierre de un año muy complejo y con miras a cambiar la situación económica del país, debemos ser muy conscientes de la urgencia de acelerar la inversión en ciertos sectores clave en el país. Hay al menos tres motores que nos pueden impulsar: la agroindustria, el turismo y la minería. Todos tienen un potencial enorme de contribuir a la generación de empleo, divisas, recursos fiscales y bienestar para la población. Evidentemente, hay otros sectores con gran potencial productivo, pero los antes mencionados son locomotoras que ya tienen una mostrada trayectoria. El mundo es el gran demandante de estos sectores.
Minería, responsable de evitar recesión profunda
En el caso de la minería, el impulso vendrá de la transición energética irreversible para luchar contra el cambio climático y la demanda global por metales críticos, como el cobre. La minería ha sido el gran responsable de evitar una recesión más profunda este año, pero su producción ha venido teniendo una menor viada ante la ausencia de nuevos proyectos de envergadura que entren en fase de explotación.
Desafío en la minería
Sin lugar a dudas, hacer minería en cualquier país del mundo es desafiante y una actividad de largo aliento. Usualmente transcurren décadas entre las fases iniciales de exploración hasta el pleno aprovechamiento. Como toda actividad extractiva, existe la necesidad de internalizar las externalidades negativas que pueden surgir, por un lado, especialmente en materia ambiental y social. Y, por el otro, asegurar que la renta minera beneficie a las zonas de influencia de los yacimientos mineros. La minería moderna y formal que opera en el Perú está totalmente alineada con estos principios básicos. Sin embargo, la materialización de su aporte a la economía se ve obstaculizada, muchas veces, por la falta de voluntad política. Ese es el principal problema que se aprecia en el país.
Desarrollo minero
Para abordar los 3 principales problemas que constriñen el desarrollo minero: trámites engorrosos y asfixiantes; uno ineficiente y opaco de la renta minera (del canon y regalías); y la proliferación de la minería ilegal y su alarmante conexión con el crimen transnacional, se requiere voluntad política que en el Perú de hoy está ausente.
Mayor voluntad política
Yendo más allá de la retórica oficial, para tener proporcionalidad en la aprobación de permisos y licencias ambientales se tiene que hacer una reorganización y reingeniería de procesos y convergencia normativa de diversas entidades públicas opinantes. Ventanillas únicas no son suficientes. Para lograr mayores beneficios del canon, se tiene que reformar la malentendida autonomía constitucional que tienen los gobiernos subnacionales. Para encarar la minería ilegal y luchar contra las economías criminales se requieren intervenciones integrales que miren toda la cadena productiva y una presencia estatal real y efectiva. En síntesis, urge mayor voluntad política para un real impulso a la minería.
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