Por Luis Miguel Castilla.
La economía peruana tiene la posibilidad de recuperarse, siempre y cuando todos los actores estatales (en los poderes del Estado y los tres niveles de Gobierno) actúen en el mismo sentido y con el grado de urgencia que la coyuntura amerita. Una fórmula obvia es acelerar toda inversión pública o público-privada que esté en curso. Un listado de prioridades lo brinda el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad Sostenible que tiene medio centenar de proyectos que deben ser viabilizados no solo para reactivar la economía, sino para apuntalar el alicaído crecimiento potencial y acelerar el cierre de brechas. Lima Metropolitana tiene varios megaproyectos de vital importancia cuya ejecución ha ido caminando a paso de tortuga.
Línea 2 del metro de Lima
Uno de ellos es la Línea 2 del metro de Lima que, tras más de 7 años de firmado el contrato de concesión, solo ha logrado inaugurar 5 de 35 estaciones uniendo el mercado de Santa Anita con la vía Evitamiento. Un factor detrás de estos atrasos ha sido la incapacidad de habilitar los terrenos para la construcción de las estaciones del metro, retrasos que incluso han generado arbitrajes internacionales interpuestos en contra del Estado peruano y que hoy se encuentran a la espera de un laudo en el seno del Ciadi del Banco Mundial. Para evitar este tipo de contingencias (que las acabamos pagando los contribuyentes) y más importante aún, acelerar su concreción y dotar de soluciones a los agudos problemas de falta de transporte público que sufren millones de limeños y chalacos, urge la mayor voluntad política a todo nivel y la activa cooperación y participación del concesionario del proyecto.
Alcaldía de Lima
Sin embargo, estamos nuevamente ante un caso en el que el alcalde de Lima hace todo lo posible por petardear el desarrollo de la ciudad persiguiendo móviles políticos e intentando ser popular ante la tribuna. Su negativa de facilitar el cerramiento de avenidas en pleno centro de la ciudad para construir la estación central de la Línea 2 y su pretensión de lograr modificaciones irracionales al contrato de concesión y los estudios de ingeniería de detalle, so pretexto de no generar un “grave perjuicio” a los limeños, es un claro ejemplo de una autoridad que le da la espalda a sus electores y que antepone una agenda populista antes que contribuir a acelerar inversiones que ayuden a solucionar los problemas de congestión ante la falta de infraestructura de transporte masivo. Esta situación ha llegado a tal punto que hoy hay una controversia legal entre una ley aprobada por pedido del Ejecutivo para acelerar la aprobación de permisos municipales, por un lado, y la publicación de una ordenanza municipal que intenta inaplicar los alcances de esa ley aludiendo una invasión de sus competencias funcionales. Lo más probable es que este impasse termine en un largo proceso de litigios y retrasos adicionales perjudicando a millones de ciudadanos. Ciertamente, tenemos a autoridades que optan por el populismo y traban inversiones en lugar de facilitarlas.
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