Por Luis Miguel Castilla
El reciente panorama socioeconómico de Arequipa refleja un preocupante retroceso en el bienestar de su población que se manifiesta en un incremento significativo de la pobreza monetaria, especialmente en el ámbito urbano. Este fenómeno, atribuido en parte a la contracción económica y al aumento del costo de vida, resalta también la incapacidad de las autoridades para generar condiciones propicias que impulsen la inversión privada y cierren las brechas sociales. A pesar del crecimiento presupuestario en áreas clave como la educación y la salud, persisten desafíos considerables como el bajo rendimiento académico y la incidencia estancada de la anemia en niños. En este contexto, es esencial adoptar medidas concretas y coordinadas para abordar estas problemáticas y restaurar la esperanza y la confianza en el futuro de la región.
Lee aquí su columna publicada en el Diario El Pueblo (Arequipa):