Por Luis Miguel Castilla
La semana pasada se aprobaron las facultades legislativas para acelerar la ejecución de inversiones privadas y públicas. La principal razón esgrimida por el Gobierno es el hecho de que el Perú tiene una carga regulatoria excesiva que impide que se ejecuten inversiones en costo y tiempo y, así, hacerle frente al enorme inventario de proyectos postergados y paralizados. Esto impide alcanzar una tasa más elevada de crecimiento y ofrecer servicios públicos de calidad a la ciudadanía.
Brecha de infraestructura en el Perú
De hecho, nuestro país tiene una enorme y creciente brecha en infraestructura, calculada en más de S/ 350,000 millones, según la OCDE. El lentísimo ritmo de ejecución del Plan Nacional de Infraestructura, con proyectos priorizados, sugiere que tomaría más de treinta años cerrar dicha brecha. Otro hecho significativo es que las controversias en materia de proyectos de inversión en infraestructura se han disparado durante los últimos diez años, y se van acumulando arbitrajes internacionales en contra del Estado que representan millonarias contingencias en contra del Tesoro.
Falta de apoyo gubernamental en proyectos importantes
Esta situación, lamentablemente, no está siendo internalizada por nuestras autoridades, que incluso ponen trabas para la realización de importantes proyectos, como es el caso del manejo de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) frente a la Línea 2 del metro de Lima a cargo del MTC. En este proyecto, el incumplimiento de los plazos para liberar predios e interferencias a tiempo (no imputables al concesionario) ha sido causal de arbitrajes que el concedente ha venido perdiendo. Desde hace meses venimos presenciando la oposición de la MML para facilitar los trabajos que permitan iniciar la estación central (E13) del metro, núcleo clave del sistema de transporte masivo de la ciudad al ser el punto de interconexión con el Metropolitano.
Conflictos y negociaciones en el proyecto de la Línea 2
La falta de colaboración de la comuna limeña ha llegado a extremos de interponer una acción competencial para dirimir fueros que el Tribunal aún no ha resuelto. Luego de semanas de negociación, mañana 7 de julio es un día clave para la ejecución del plan de desvío de tráfico para empezar los trabajos de la E13. Se supone que se ha alcanzado un acuerdo aceptable para todas las partes, habiendo el concesionario cumplido con todas las exigencias a la fecha. Pero la verdad es que para que un proyecto de esta envergadura (y complejidad) entre en operación y beneficie a millones de limeños, se requiere que la MML cumpla con los acuerdos alcanzados y no siga trabando so pretexto del malestar temporal que este proyecto introducirá. La premisa es minimizar cualquier impacto indeseable en el corto plazo con miras a resolver un problema estructural que padecemos los vecinos: el caos vehicular y la congestión por falta de un sistema moderno de transporte masivo. Ojalá que la Línea 2 se haya destrabado finalmente y que las autoridades gobiernen sin mediar móviles políticos.