Por Luis Miguel Castilla
Hay que tener una lectura precisa de lo que significa la decisión recientemente adoptada por la calificadora crediticia Moody’s al mejorar la perspectiva de la calificación soberana de “negativa” a “estable”. Por un lado, resulta positivo que no haya habido otra reducción del rating y que se esté estabilizando en los niveles actuales (grado de inversión aún, pero más cerca del umbral de bonos especulativos). El sustento central es el reconocimiento de que la solvencia del Perú es elevada al contar con uno de los cocientes de deuda pública PBI más bajos de la región. La capacidad de pago no se ve comprometida, según Moody’s.
Reformas políticas: ¿esperanza de mayor estabilidad?
En el sustento también mencionan que ciertas reformas políticas auguran menos inestabilidad política a futuro. En particular, señalan la aprobación de la bicameralidad parlamentaria y la reelección de congresistas como aspectos positivos que redundarán en el logro de consensos en materia fiscal. En teoría, estas reformas tendrían un impacto positivo, pero estamos lejos de asegurar que estas necesarias reformas darán los resultados que persiguen.
Factores de riesgo no considerados por Moody’s
De hecho, el debilitamiento de la conducción de las finanzas públicas se atribuye a la irresponsabilidad de leyes populistas aprobadas por el Congreso, sentencias controversiales emitidas por el Tribunal Constitucional (que otorgan iniciativa de gasto a los legisladores), decisiones del Ejecutivo de aumentar el gasto corriente, la acumulación de sentencias o laudos arbitrales en contra del Estado peruano, y cuestionados salvatajes a empresas públicas insolventes (Petroperú y las empresas municipales de agua y saneamiento). Son aspectos advertidos por el Consejo Fiscal y la mayoría de analistas privados, incluido recientemente el propio Banco Central de Reserva (BCR). Estos factores no han sido explícitamente tratados por Moody’s y eventualmente minarían la capacidad de pago del fisco.
El aumento del gasto público y el incumplimiento de la regla fiscal
En el corto plazo, vemos que el MEF no ha sido capaz de frenar el crecimiento del gasto público y el déficit fiscal se sigue ubicando en 4% del PBI, largamente superando el tope de la regla fiscal de 2.8% del PBI (regla recientemente relajada). Por algo, el presidente del BCR recientemente proyectó un déficit de 3.2 % del PBI para este año, confirmando que por segundo año consecutivo se incumplirá la regla fiscal, erosionando seriamente la credibilidad del manejo de las finanzas públicas.
No hay motivo para el triunfalismo:
Toda esta situación no justifica en absoluto ningún tipo de triunfalismo como el demostrado por la presidenta Boluarte. Podemos respirar tranquilos por ahora al mantener la calificación crediticia, pero no hay ninguna razón para pasar por agua tibia todo lo que está sucediendo que erosiona la fortaleza de nuestras finanzas públicas.
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