Por Luis Miguel Castilla
Una mirada al desempeño económico que tendremos el próximo año apunta a un crecimiento que estará limitado por restricciones políticas e institucionales y por nuevos nubarrones en el contexto internacional. Un balance preliminar de este año muestra una economía con baja inflación y con mayor actividad en la mayoría de sectores productivos. El talón de Aquiles ha sido el bajo crecimiento de la inversión privada en un contexto de lenta recuperación de las expectativas empresariales. Sin embargo, hay buenas noticias que deberían apuntalar perspectivas más auspiciosas.
Avances clave para el impulso económico
Esto se evidencia con la puesta en marcha del puerto de Chancay, la ampliación del puerto de El Callao y del aeropuerto Jorge Chávez. La capacidad de Proinversión de impulsar una cartera de proyectos de asociación público-privada adjudicando concesiones en diversos sectores. Los logros del foro APEC al haber abierto nuevos mercados que beneficiarán al sector agroindustrial. Se han retomado proyectos mineros como Tía María y otras ampliaciones de yacimientos existentes. Se está en proceso de destrabar proyectos emblemáticos de irrigación como Chavimochic y Majes II. Este listado de buenas noticias debería romper la inercia y ponernos en un mejor escenario futuro. Sin embargo, hay importantes limitaciones internas y externas.
Desafíos internos que afectan el clima de inversión
En el plano interno, el principal problema es el avance de la inseguridad ciudadana, que afecta desproporcionadamente al segmento más expuesto de pequeños negocios con puerta a la calle. El pago de cupos, la necesidad de limitar los horarios de atención al público y el gasto forzado en mayor seguridad golpea a un enorme sector de micro y pequeños empresarios. El problema se agudiza por la incapacidad estatal de frenar el crimen organizado, el avance de las actividades ilícitas y la aprobación de legislación que, en lugar de luchar contra el crimen, lo facilita increíblemente. Este es un problema que ahuyenta nuevas inversiones en un país con altas tasas de victimización, generando zozobra.
Degradación institucional y su impacto en la gobernabilidad
A lo anterior se suma la degradación institucional pública. El caso más patente es la penetración de mafias y grupos de interés con móviles subalternos en el Congreso de la República, que se dedica a sacar leyes con nombre y apellido y aupando actividades delictivas, como la minería ilegal. La corrupción sigue desatada y se ha devaluado la calidad regulatoria ante la permisividad del Gobierno y la debilidad de instituciones como el MEF. El Gobierno carece de legitimidad y se muestra incapaz de resolver los problemas de la ciudadanía. El periodo preelectoral y la consiguiente incertidumbre frenarán nuevas inversiones.
Riesgos externos y su influencia en la economía
Lo anterior se da bajo un escenario de riesgos externos al alza difíciles de mitigar. Estos se derivan del auge de un mayor proteccionismo derivado de las políticas nacionalistas que avanzará el nuevo gobierno estadounidense, atizando los riesgos geopolíticos internacionales.
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