Por Nicolás Besich.
En medio de un contexto económico complicado, el destrabe del proyecto minero Inmaculada en Ayacucho representa una muy buena noticia para la economía local. La actividad minera genera encadenamientos productivos y tiene un efecto multiplicador en el empleo. Esto supone una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los ayacuchanos siempre y cuando las autoridades de la región estén preparadas para potenciar el impacto de la minería en las zonas de influencia.
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