Por Luis Miguel Castilla.

La mayoría de los cambios en el gabinete Otárola parecen haberse realizado para no generarse problemas con las facciones del Congreso que hoy lo respaldan. En particular, la salida de la ministra de Educación pareciera indicar que el Ejecutivo no está interesado en evitar el desmantelamiento de la meritocracia en el magisterio ante la nefasta decisión del Legislativo de aprobar por una abrumadora mayoría la reposición de 14.000 docentes que no pasaron la evaluación de competencias del 2014. Resulta absolutamente repudiable que el Gobierno no esté dispuesto a comprarse ningún pleito que le signifique alienar a sus socios en el Parlamento. Está por verse cuál será la posición de la nueva ministra de Educación y si efectivamente es capaz de hacer reaccionar al Gobierno y observar la autógrafa de ley aprobada que torpedea la calidad de la educación de millones de niños peruanos.

Cuoteo político y respuesta a incompetencia

Los cambios en las carteras de justicia y trabajo parecieran también indicar un cuoteo político más que el afianzamiento de una línea de política pública que favorezca a las necesidades de la población. La salida de la ministra de Agricultura y Riego pareciera responder a la incompetencia demostrada ante la crisis que afecta al sector y su incapacidad de evitar que se sigan paralizando importantes proyectos de irrigación y de asegurar la oportuna ejecución de presupuestos que mitiguen los adversos impactos del Niño (especialmente en el caso del ANA).

Motivaciones y cambio positivo

Por otro lado, no resulta clara cuál ha sido la motivación para la salida de la ministra de Transportes que había mostrado liderazgo por acelerar las inversiones en su sector y haber destrabado importantes proyectos. Si bien ha sido sustituida por un profesional competente y con experiencia en el sector (especialmente en telecomunicaciones), es un cambio que resulta sorpresivo al no haber razones de fondo evidentes que lo justifiquen. El cambio más positivo ha sido la designación de la nueva ministra de Producción, Ana María Choquehuanca, que hasta hace poco lideraba el gremio más importante de Pyme en el país y que demuestra la intención del Gobierno de apoyar un sector bastante golpeado que aún no recupera su dinamismo pre-pandemia. Este objetivo no será fácil de realizar porque presupone retomar la inversión privada que aún sigue muy golpeada y sin visos de recuperación significativa.

Balance de la recomposición ministerial 

En general, el balance de la recomposición ministerial es mixto y poco hará por lograr el cambio de timón tan necesario para imprimirle más urgencia a la gestión pública que privilegie la reactivación y un Estado que atienda con diligencia las apremiantes necesidades de la población. Más han primado móviles políticos que intentan asegurar la permanencia en el poder que la toma de decisiones que urgen en el Perú.

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