Por Luis Miguel Castilla

Las finanzas públicas tienen que sanearse para no perder el acceso competitivo a financiamiento externo de largo plazo y para nuevamente acumular excedentes de ahorro público que le den margen de maniobra a la política fiscal cuando se requiera. Esto es particularmente necesario dado que somos un país que tiende a estar sujeto a shocks externos y desastres naturales recurrentes que deben ser encarados por políticas fiscales contracíclicas cuando sea necesario. El MEF enfrenta a un Congreso que se esmera en aprobar iniciativas de gasto público y de perforar los ingresos tributarios con nuevas exoneraciones que favorecen móviles mercantilistas. Además, porque sobre el erario pesan múltiples contingencias y riesgos fiscales que, de materializarse, podrían comprometer la solvencia soberana. Según el MEF, hay una exposición máxima de más de 9% del PBI de pasivos contingentes que se derivan principalmente de demandas judiciales, de potenciales laudos desfavorables en arbitrajes internacionales y de las garantías que el Estado otorga en las asociaciones público-privadas que promueve. A esto se suman los costosos salvatajes que le está otorgando a la quebrada Petroperú por la aguda crisis de iliquidez que enfrenta.

Solicitudes del Gobierno para mejorar la situación fiscal

Ante esta situación, el Gobierno ha solicitado facultades legislativas en materia tributaria para sanear las finanzas públicas y modificar las reglas fiscales para tener mayor gradualidad en alcanzar un déficit fiscal de 1% del PBI en el 2028 (y ya no en el 2026). En materia tributaria, el Gobierno pretende encarar el elevado nivel de incumplimiento tributario de empresas y personas naturales, simplificar los regímenes impositivos a la pequeña empresa, gravar con IGV a los servicios digitales provistos por empresas no domiciliadas, adecuar el ISC para gravar el uso de los cigarrillos electrónicos y los juegos deportivos en línea y modernizar al Tribunal Fiscal para acelerar la resolución de controversias entre contribuyentes y Sunat.

Consideraciones sobre la implementación de medidas fiscales

En general, estas medidas suenan razonables, pero se tiene que evitar aumentar la carga impositiva sobre los contribuyentes que sí pagan sus impuestos (el foco tiene que estar puesto en los que evaden) y no generar incertidumbre sobre las decisiones de gasto e inversión de consumidores e inversionistas. Esto último es clave para no comprometer la recuperación económica en curso. Recordemos que la manera más efectiva de aumentar la recaudación tributaria es cuando tenemos una economía que crece aceleradamente y ese debiera ser el objetivo central de la política pública. Esto resulta particularmente relevante si consideramos que los cambios tributarios propuestos no rendirán una recaudación significativa en el corto plazo. El espacio fiscal que se requiere recuperar demandará una racionalización del gasto público ineficiente y de una contención de la voracidad fiscal que tienen los actores políticos que vapulean el manejo técnico de la hacienda pública al creer que no tenemos restricciones fiscales cada vez mayores.

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