Por Luis Miguel Castilla

Los datos de crecimiento del mes de abril publicados por el INEI son positivos y fueron mayores a los esperados. La recesión ha sido superada, pero seguir creciendo a las mismas tasas no será una tarea fácil. Para entender estos resultados es importante reconocer que, en gran medida, responden a un efecto estadístico al comparar el dato de este año con un abril muy malo en 2023, cuando la economía y los sectores primarios (pesca y agricultura) estaban siendo muy golpeados por el Niño. Además, el pasado mes de abril tuvimos dos días laborables adicionales al caer Semana Santa en marzo pasado. El sector de manufactura primario se recuperó al igual que la construcción, en línea con los mayores avances en la ejecución de la inversión pública que realizan las municipalidades del país tras un primer año de curva de aprendizaje. La minería, sin embargo, se contrajo al no contar ya con producción adicional nueva; en otras palabras, ya culminó el efecto Quellaveco y no hay proyectos nuevos significativos que estén por entrar en fase de explotación. El contexto de elevados precios del cobre no está siendo del todo aprovechado. 

Recuperación del consumo privado impulsada por mejoras económicas y laborales en Lima Metropolitana 

Por el lado del comercio y los servicios, se retoman tasas de crecimiento normalizadas ante la mayor capacidad adquisitiva de la población, reflejo del descenso de la inflación. Esto, sumado a la reducción del subempleo y al incremento del empleo adecuado en Lima Metropolitana, explica una recuperación del consumo privado, muy golpeado el año pasado. 

Desafíos futuros y precauciones ante fluctuaciones económicas

Todo lo anterior es positivo. La pregunta es si se podrá mantener este dinamismo a futuro. Para ello, las encuestas de expectativas empresariales que publica mensualmente el BCR son indicativas de que aún falta mayor optimismo respecto al futuro. Y esto es particularmente importante porque condiciona un mayor crecimiento de la inversión privada. Aquí confluyen aspectos políticos, regulatorios e institucionales. Los continuos retrocesos en estos ámbitos continúan limitando una recuperación más vigorosa. Peor aún, a medida que se aproxime el periodo pre electoral, la incertidumbre comenzará a paralizar la toma de decisiones, como usualmente ocurre. En síntesis, un buen mes ayuda, pero no asegura una recuperación sostenida. Caer en triunfalismos es lo último que deberían hacer las autoridades. 

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