Por Luis Miguel Castilla
El BCR presentó el reporte de inflación de junio y confirmó una ligera mejora en las perspectivas para este año. Por el lado de la actividad primaria, respecto a su estimación de marzo, el BCR duplica la previsión del crecimiento de la pesca de 10 a 20% y el agro continúa en una senda sostenida de recuperación, aprovechando la plena normalización de las condiciones climatológicas (la Niña está ayudando al agro). Por el lado de la demanda interna, la previsión de crecimiento de la inversión pública se ha triplicado de 4 a 12%, especialmente ante el impulso en la ejecución de regiones y municipios. Por su parte, la inversión privada mostrará un desempeño positivo pero relativamente plano. Incluso se ha reducido ligeramente el crecimiento estimado de la inversión minera ante el retraso de la ampliación de Antamina, por ejemplo.
Mejora en las cuentas externas y desafíos por la presión cambiaria
Las cuentas externas muestran un mejor desempeño y los términos de intercambio han mejorado. No obstante, el ente emisor anticipa presión cambiaria ante un diferencial de tasas de interés entre la tasa de referencia del Central y la Reserva Federal (estando la primera por debajo de la segunda). Esto como resultado del mantenimiento de tasas elevadas en los EE. UU. por un periodo más prolongado para lidiar con la inflación subyacente (la que excluye el precio de los alimentos y la energía). Si antes se esperaban tres recortes de la tasa de la FED para este año, podría solo haber un recorte. Este fenómeno sería transitorio. Por el lado de la inflación, el BCR estima que alcanzará 2.2% al final del año situándose entre las más bajas de la región nuevamente.
Retos en las finanzas públicas y riesgos para la disciplina fiscal
Todo lo anterior configura un mejor escenario económico. Sin embargo, el talón de Aquiles de nuestro desempeño macroeconómico es la situación de las finanzas públicas. Está siendo muy difícil lograr disminuir el déficit fiscal, ahora ubicando la proyección en 2.8% del PBI, frente al tope de 2% según las reglas fiscales aún vigentes. El gasto público viene creciendo a un mayor ritmo que los ingresos y el MEF está mostrándose incapaz de contener presiones que vienen de todos lados. Entre iniciativas legislativas de gasto público y perforaciones a los ingresos tributarios, no hay capacidad de parar este aluvión, peor si el periodo preelectoral se adelanta y hay reelección de congresistas y de autoridades subnacionales. Si bien el Perú mantiene bajos niveles de su ratio deuda pública PBI y mantiene amplia solvencia (por ahora), el incumplimiento de sus reglas fiscales significa la erosión de la disciplina fiscal que a la larga comprometerá su capacidad de pago. Esto se verá la siguiente vez que las agencias evalúen la calificación crediticia de nuestro país. Nada hace prever que esta situación mejore, muy por el contrario, las alertas se vienen prendiendo hace tiempo y no hay respuesta de las autoridades.