Por Luis Miguel Castilla

La realidad de la población que vive de la minería no formal, aproximada por los mineros en proceso de supuesta formalización en el Reinfo y los ilegales, es compleja y encararla constituye un enorme reto. La cadena productiva tiene eslabones claramente diferenciados desde la extracción (sea filoniana o aluvial), la transformación en plantas de beneficio y la comercialización. Para la fase de extracción aurífera, hemos identificado cinco espacios territoriales, que comprenden a distritos productores y distritos en provincias vecinas, para entender la dinámica socioeconómica en esas jurisdicciones (que abarcan Piura, La Libertad, Arequipa, Puno y Madre de Dios). 

Flujos migratorios y dinámica socioeconómica en zonas mineras

En materia de flujos migratorios (aproximados por cambios en la matrícula en educación regular primaria ante la carencia de data oficial de población por distrito), encontramos que algunas jurisdicciones, como Arequipa y Madre de Dios, se han convertido en polos de atracción de individuos (con sus respectivas familias) que se ven atraídos por los ingresos que una actividad de elevadísima rentabilidad. En otros territorios, como Piura, Pataz y Puno, ocurre lo opuesto, lo que se explicaría por el incremento exponencial de la violencia. 

Comparación de encadenamientos productivos entre minería formal y no formal

Por otro lado, encontramos que, a diferencia de lo que ocurre en el caso de la minería formal en el que se observan encadenamientos productivos y de empleo, en la minería no formal esto ocurre con mucha menor intensidad. Los determinantes que explican los encadenamientos en la minería tienden a tener un mayor impacto en la actividad formal (acceso a servicios básicos y conectividad física) que en la no formal. En otras palabras, hay evidencia que muestra que la minería no formal tiende a operar como enclave, a diferencia de la formal, que es mucho más dependiente del entorno.

Necesidad de políticas públicas diferenciadas para la minería no formal y la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE)

Estos análisis son necesarios para comprender los patrones de comportamiento que guían a más de medio millón de peruanos que dependen de la actividad minera no formal. Hay una compleja dimensión social que no se está entendiendo del todo, que debiera informar las acciones de política pública que tomen las autoridades. Una cosa es luchar con todos los medios disponibles en contra de la actividad ilegal que tiene ramificaciones con el crimen organizado y flagelos como la violencia y la trata de personas. Otra es encarar la realidad de la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) que cada vez se torna más informal. 

Estrategias diferenciadas para la formalización y recuperación de la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE)

Si bien la línea que divide a ambos grupos es muy tenue, las estrategias deben ser diferenciadas. Para unos, toda la fuerza del garrote; para otros, la zanahoria. La interdicción no es suficiente. Falta además recuperar a la MAPE a través de un cambio en las políticas de formalización para que operen en el marco de la legalidad, no destruyan el medio ambiente y propicien condiciones mínimas de integridad a sus trabajadores. La simple eliminación del Reinfo no basta. Debe ser acompañada por una estrategia social y productiva integral hoy ausente en esos territorios. 

Lee aquí su columna publicada en El Comercio: