Por Luis Miguel Castilla

Esta semana, el Videnza Instituto organizó un seminario internacional en el Congreso de la República conjuntamente con el despacho de la congresista Diana Gonzales. Contamos con la participación de líderes de los principales gremios del sector energético e hidrocarburos del país, así como expertos internacionales, para discutir elementos que debiera considerar el Plan Energético Nacional al 2050 a cargo del Ministerio de Energía y Minas, especialmente de cara al proceso de transición energética en el que nos encontramos. 

Prioridades de política pública en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero

Entre las principales conclusiones, quisiera destacar tres áreas que deben informar las políticas nacionales. En primer lugar, la política pública debe poner el foco en las actividades que son responsables de la emisión de gases de efecto invernadero. A saber, el uso inadecuado del suelo, la deforestación, la agricultura y el transporte público que explican el 60% de las emisiones y poco o nada se hace al respecto. Por el contrario, el foco está excesivamente puesto en el sector eléctrico, responsable del 7% de las emisiones. Si bien en el mundo, la electricidad tiene un peso importante (30% de las emisiones globales), la matriz peruana es limpia. 

Equilibrio en la transición energética: sostenibilidad, competitividad y seguridad

En segundo lugar, tenemos que tener una transición energética que logre un equilibrio entre los objetivos conjuntos de sostenibilidad ambiental, competitividad y seguridad en el suministro. Nuestro potencial energético es enorme y eso nos da una gran ventaja frente a otros países, pero tenemos que tener un sentido de conciencia de los costos de adoptar tecnologías nuevas, como las renovables no convencionales que pueden aportar a nuestra matriz energética, pero sin introducir sobrecostos o distorsiones. Por ejemplo, la incorporación de energía solar y eólica, para diversificar la matriz, demanda de regulaciones en servicios complementarios (almacenamiento) e inversión en líneas de transmisión para aprovechar la nueva generación renovable sin sacrificar la confiabilidad en el sistema. La sola incorporación de renovables no convencionales no asegura una reducción en las tarifas eléctricas si no eliminamos la necesidad de quemar diésel en casos de estrechez hídrica. Más aún, de cara a la creciente demanda eléctrica, reducción en los costos de nuevas tecnologías y masa crítica de proyectos renovables privados, el mercado está haciendo su trabajo sin necesidad de políticas de fomento o tratamientos preferenciales. 

El rol crucial del gas natural en la transición energética del Perú

Por último, el gas natural viene jugando hace 20 años un rol central en la transición energética. La energía térmica usando el gas de Camisea ha permitido una reducción de 21% de emisiones en los últimos 20 años. Esta fuente de energía le da seguridad a nuestra matriz. Sin embargo, la política pública la mantiene rezagada en detrimento del rol que puede seguir cumpliendo en el país para lograr una transición energética en beneficio de todos los peruanos. 

 

Lee aquí la nota periodística respecto a este tema: