Por Luis Miguel Castilla
Nuevamente, estamos en la antesala de una decisión política que traerá beneficios a muy pocos trabajadores y hará mucho más difícil la formalización de nuestra fuerza laboral. El Gobierno ya anunció su intención de incrementar la remuneración mínima vital (RMV) y ha convocado a un grupo de trabajo en el seno del Consejo Nacional del Trabajo que, en 30 días, deberá evaluar “técnicamente” la magnitud del aumento del salario mínimo. Si bien es saludable que se haya reactivado un espacio tripartito que convoca a los sindicatos laborales, gremios empresariales y el Gobierno, es poco probable que se alcance un consenso, habida cuenta de que el país no cuenta con las condiciones que hagan viable un incremento en la RMV.
El riesgo de aumentar costos salariales en un contexto de baja productividad
Sumado al costo de vida, la condición central es que la productividad laboral permita absorber un aumento del costo salarial, factor que no se cumple tomando en cuenta que la productividad laboral (medida como PBI por trabajador) ha caído alrededor de un 10% en los últimos diez años. Esto es un problema especialmente crítico para la gran mayoría de empresas del país, que son pequeñas unidades productivas (microempresas y pequeñas empresas) y que se debaten entre la formalidad e informalidad. Un incremento en los costos salariales desincentiva la contratación de trabajadores formales e impulsa una mayor incidencia de la informalidad que afecta a 3 de cada 4 trabajadores. En la medida en que los trabajadores sean más productivos, los salarios de todos los trabajadores se incrementarán y, por consiguiente, esto permitirá viabilizar un eventual incremento del salario mínimo. Esto es un problema que afecta a economías altamente informales como la nuestra. Lamentablemente, los políticos apelan a promesas populistas que favorecen a pocos trabajadores e imponen una valla más a la formalización de la masa crítica de trabajadores informales que hoy superan los 12 millones de peruanos.
Necesidad de mejorar la empleabilidad y eliminar barreras
Para incrementar la productividad laboral, se requiere mejorar la empleabilidad de los trabajadores a través de mejoras en sus conocimientos, capacidades y habilidades producto de una formación superior, técnica o tecnológica de calidad. Sin embargo, lejos de adoptar medidas que mejoren el capital humano, el Congreso lidera contrarreformas en el campo educativo que responden a motivaciones particulares y no al bien colectivo. Además, la remoción de barreras al crecimiento empresarial será clave para que las empresas tengan la escala que les permita absorber los costos de la planilla. Para ello, se requiere implementar un proceso agresivo de simplificación administrativa (tributaria, por ejemplo) y mayor flexibilidad de la legislación laboral que se adecue a la naturaleza de nuestra economía. Sin embargo, este tipo de reformas no logran consensos políticos, imponiéndose móviles particulares y privilegiándose los intereses de grupos organizados que no representan a la mayoría de ciudadanos.
Mira aquí su entrevista en Canal N: