Por Luis Miguel Castilla
La reducción en las tasas de interés en los mercados internacionales y la transición energética son dos elementos fundamentales positivos que debieran desatar un incremento en las inversiones mineras. Tanto por el financiamiento competitivo de proyectos como por la previsión de precios internacionales por encima del promedio histórico. Este entorno debiera desatar mayores inversiones en un sector clave para el desarrollo nacional. Pese a la coyuntura actual de elevada volatilidad en los mercados ante el cambio en la política monetaria en EE. UU., los problemas en la economía china y los riesgos geopolíticos (especialmente en Medio Oriente), hay una ventana de oportunidad que no debe ser desaprovechada.
Desafíos en la administración pública
Sin embargo, más allá de la retórica de las autoridades a niveles altos, no se percibe sentido de urgencia en el resto de la administración pública para viabilizar con mayor velocidad la cartera de proyectos que se encuentra en compás de espera. A la asfixiante tramitología, la incapacidad de traducir la renta minera en beneficios concretos para la población, se suma el avance de la minería ilegal ante la pasividad de autoridades que no saben qué hacer y la complicidad del Congreso que pretende prorrogar mecanismos como el Reinfo que solo escudan la ilegalidad. Estando a meses del inicio del periodo electoral, priman intereses particulares y los políticos no quieren perder el caudal de potenciales votantes. El Gobierno presentó un proyecto de ley para formalizar la minería artesanal y la pequeña minería; sin embargo, no se atreve a encarar el problema de fondo que son las mal utilizadas competencias que tienen los gobiernos regionales para fiscalizar a este tipo de actividad minera. Ni siquiera lidera un debate nacional para poder avanzar en una agenda de mínimos.
La urgencia de la seguridad y la gobernanza
El deterioro de la seguridad y avance de la criminalidad, la corrupción generalizada, la ausencia de un Estado mínimamente funcional y la desidia de las autoridades de turno no permiten que aprovechemos de una ventana de oportunidad que puede ciertamente mover la aguja de la economía. Esta situación tiene que visibilizarse más y encararla con mayor decisión de todos los que nos preocupa el porvenir de nuestro país.