Por Luis Miguel Castilla
El debate sobre las zonas económicas especiales (ZEE)
Sigue la discusión sobre la necesidad de crear zonas económicas especiales (ZEE) como instrumento para captar inversiones y, específicamente, potenciar los beneficios del puerto de Chancay. Las opiniones entre los técnicos se encuentran divididas. Por un lado, se afirma que la apertura comercial no es suficiente y que lo que falta para mejorar nuestra competitividad es ofrecer incentivos tributarios, para poder competir en igualdad de condiciones con otros países. Por el otro, estamos los que pensamos que la exoneración tributaria no solo distorsiona la libre asignación de recursos al introducir señales de mercado ficticias, sino que lo hace generando un gran costo fiscal para el Estado. No es casual que sucesivos gobiernos hayan venido creando exoneraciones tributarias costosísimas sin lograr beneficios que las justifiquen. En el caso puntual de la exoneración del pago del impuesto a la renta por 5 años, planteado como la panacea para atraer inversiones a la zona de influencia de Chancay, sus proponentes desconocen que estaríamos dejando de recaudar impuestos que igual se irían a los países de origen de esa inversión, un despropósito total.
La clave para la competitividad: infraestructura y reforma estructural
Lo que sí falta es asegurar las condiciones mínimas de conectividad vial y accesibilidad al puerto para no restarle competitividad y atractivo. Hemos venido cayendo en los rankings de competitividad internacional, pero no por la falta de instrumentos de fomento, sino por los retrocesos en la calidad de nuestra infraestructura, exceso de tramitología, baja calidad de la mano de obra, retrocesos en la seguridad jurídica, rigidez de la legislación laboral y disfuncionalidad del Estado. No por no ofrecer incentivos tributarios.