Por Luis Miguel Castilla

Donald Trump asume su segundo mandato presidencial en Estados Unidos en medio de gran expectativa mundial. En un primer momento, el mercado tomó con gran entusiasmo el triunfo de Trump y su promesa de desregular la economía norteamericana y reducir la carga impositiva corporativa. Sin embargo, luego de la euforia inicial, la reacción ha sido mixta ante el potencial impacto en la economía global que tendría su intención de incrementar significativamente los aranceles a sus principales socios comerciales, en especial a China. 

Impacto de las políticas arancelarias y fiscales de Trump 

El conjunto de políticas arancelarias, la prometida masiva deportación de migrantes ilegales y la postura fiscal expansiva paradójicamente irían en contra de la promesa electoral de los republicanos de lidiar con el elevado costo de vida. Como consecuencia, la Reserva Federal mantendrá una política monetaria más restrictiva por un periodo más prolongado de lo anticipado. El mayor costo del capital, especialmente producto de tasas de interés más elevadas de los bonos del tesoro norteamericano a 10 años, encarecería el financiamiento externo y mantendría la fortaleza del dólar estadounidense frente a otras monedas, minando la competitividad de su oferta exportable. 

El enfoque proteccionista y sus implicaciones comerciales 

Más allá de que estas amenazas se materialicen (considerando que lo que podrían buscar es mejorar la capacidad negociadora de Estados Unidos), el propósito de Trump es recuperar su hegemonía comercial global a cualquier costo, incluso afectando intereses estadounidenses. Estas posturas introducen un gran nivel de incertidumbre al querer imponer una visión de suma cero del comercio internacional: vale decir, el comercio exterior es justo y beneficioso solo si conduce a un superávit comercial a favor de Estados Unidos. Esta visión colisiona con la enorme evidencia que muestra que los países más abiertos son los más exitosos y prósperos, a diferencia de aquellos que apelan al proteccionismo y al nacionalismo económico. 

Las repercusiones del proteccionismo estadounidense en el crecimiento económico 

El pretendido mayor proteccionismo estadounidense podría afectar aún más sus previsiones de crecimiento a mediano plazo, lo que impactará a sus socios comerciales, incluido el Perú. Si China disminuye su nivel de producción, la demanda de commodities como el cobre se verá afectada. Además, la inestabilidad mencionada inserta fluctuaciones al precio del cobre, que podría impedir que continúe su senda de crecimiento como lo hizo en 2024. 

Perú ante los desafíos del proteccionismo estadounidense 

Sin embargo, esto no significa que el Perú dejará de aumentar su producción de cobre ni que su PBI vaya a caer. A diferencia de países como México, cuyo comercio internacional depende fuertemente de la relación con Estados Unidos, nuestro país tiene un déficit comercial con el país norteamericano, con lo cual no entraría en la consideración de un aumento de aranceles y presumiblemente no sufriría cambios en el Tratado de Libre Comercio entre ambos países. Además, el Perú se está posicionando como un actor clave en la transición energética, que seguirá impulsando la demanda de minerales producidos en el país.

 Lee aquí el informe de Videnza publicado en Gestión: