Por Luis Miguel Castilla
El presidente Trump ha venido sosteniendo negociaciones bilaterales comerciales con decenas de países. Este contexto no excluye a nuestro país, que también busca que se reconsidere el arancel “recíproco” del 10% impuesto al Perú, pese a contar con un acuerdo comercial bilateral desde hace 16 años.
El Perú apela a las buenas relaciones
La petición del Gobierno peruano a la administración estadounidense apela a las buenas relaciones que prevalecen entre ambos países. Sin embargo, el gobierno estadounidense ha señalado explícitamente los “reparos” que tiene con el Perú para justificar la imposición del arancel recíproco. Estos reparos probablemente serán los temas centrales en una eventual negociación bilateral. Se trata de asuntos de distinta índole, desde los más sectoriales —como la moratoria a productos transgénicos o el etiquetado de productos de belleza— hasta aspectos que considera discriminatorios contra empresas estadounidenses, como la ineficaz protección de la propiedad intelectual y las licitaciones de obras públicas bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno (G2G).
Reclamos válidos sobre propiedad intelectual
Respecto a estos dos últimos puntos, la posición estadounidense tiene un asidero parcial: por un lado, el Gobierno peruano no ha logrado controlar la piratería, la falsificación y el contrabando, flagelos que generan millonarias pérdidas anuales. En este sentido, EE. UU. reclama justificadamente una lucha más efectiva, y nuestro gobierno deberá priorizar un control más estricto en la materia.
G2G: Críticas sin sustento real
Sin embargo, los reclamos estadounidenses sobre los contratos G2G no tienen sustento en la realidad, ya que las empresas de EE. UU. se han mostrado renuentes a firmar contratos de largo plazo con el Estado peruano, sin importar la modalidad (APP o G2G). Su preferencia ha sido siempre transaccional, como oferentes de bienes de capital o intermedios, vendiéndole al Perú alrededor de US$ 10 000 millones cada año. En este punto, vale la pena que nuestras autoridades sean suficientemente convincentes respecto al track record de las empresas estadounidenses.
Presión por mejorar calidad regulatoria
Uno de los temas en los que se exige a nuestro país mayor acción es en la mejora de los análisis de calidad regulatoria de las normas que se aprueban. Sin duda, este es uno de los grandes desafíos que el país debe afrontar, pero no resulta razonable condicionar el acuerdo comercial vigente a los avances en esta materia. Justamente, el objetivo de la adhesión del Perú a la OCDE es lograr una mayor calidad en las regulaciones que se aprueban en el país.
Negociar con cautela y realismo
En suma, la renegociación que se pretende realizar no será trivial, pero ciertamente se podría avanzar considerando aquellos reparos estadounidenses que tienen fundamento. No obstante, el margen para lograr cambios significativos parece limitado. Será crucial no abrir nuevos frentes, como el recelo por la creciente presencia de inversión china en el Perú, un tema que hasta ahora no se ha utilizado para justificar la imposición de aranceles. La mesura es lo más aconsejable, habida cuenta de lo mucho que está en juego.
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