Por Luis Miguel Castilla.
La preocupación central de las autoridades, tanto del Ejecutivo como del Congreso, incluyendo a los gobiernos subnacionales, debiera ser cómo evitar que la pobreza crezca y qué hacer para lograr una recuperación sostenida de la economía que beneficie a todos. Es indudable que retomar mayores tasas de crecimiento económico se torna una tarea fundamental, dado que es la única manera de generar empleo y suficientes ingresos públicos para financiar las políticas públicas sin generar desequilibrios fiscales.
Motores económicos y empleo
La política social y el cierre de brechas de servicios básicos son tareas indispensables, pero sin motores económicos que generen suficiente empleo, será muy difícil generar mejoras en la capacidad de las familias peruanas de encarar el costo de la canasta básica de consumo. El año pasado, la combinación de un crecimiento del PBI del 2.7% y una tasa de inflación del 8.5% generó un incremento en la pobreza monetaria de 628,000 peruanos. Para este año pronosticamos un crecimiento del PBI del 0% y una inflación del 4.5%, lo que generaría que la pobreza monetaria aumente en cerca de un millón de peruanos o el 30.5% de la población (nivel similar al alcanzado durante la pandemia). Si comparamos respecto al año previo a la pandemia, la pobreza se estaría incrementando de 6.6 millones de peruanos en 2019 a 10.3 millones en 2023. Yendo más allá de la dimensión de ingresos para abarcar la pobreza multidimensional y el Índice de Desarrollo Humano, estaríamos retrocediendo en la mayoría de rubros, a excepción de la conectividad digital.
Acción urgente sin populismos
Este duro escenario amerita la acción urgente de todas las autoridades, sin caer en complacencia ni populismos ni la adopción de recetas que están probando ser ineficaces. Lo más complicado de este escenario es que está plagado de riesgos para los cuales tampoco ha habido capacidad de contención, como la afectación adversa del Niño global o la capacidad limitada de acción en el caso de los riesgos a la economía internacional. En este contexto, urge un cambio en la estrategia llevada a cabo por el Ejecutivo y la máxima colaboración del Congreso. En este escenario debe primar el bien colectivo de todos los peruanos y no subestimar la delicada situación en la que se encuentra nuestro país. Los pilares de la economía (fortaleza macroeconómica, apertura internacional y modelo económico) nos permitirán salir adelante en tanto las restricciones políticas e institucionales sean urgentemente encaradas para comenzar a recomponer la confianza y el plan de futuro de nuestro país. Nuestra economía ha probado ser muy resiliente, pero si no hay cambios reales en la dirección correcta, estos pilares serán claramente insuficientes para evitar el empobrecimiento del Perú y la resiliencia será tan solo un recuerdo.
Luis Miguel Castilla opinó sobre este tema en Latina Noticias.