Por Luis Miguel Castilla. 

La publicación de la ley que aprueba un crédito suplementario faculta que el Ejecutivo sume una inyección de más de S/ 5,000 millones de gasto público para afrontar la recesión y prepararnos para el Niño global. Así, la totalidad de Con Punche Perú suma S/ 18,000 millones de política fiscal expansiva que, hasta la fecha, no ha tenido un impacto en mejorar las expectativas económicas y, peor aún, no toma en cuenta que hay mucho marco presupuestal aprobado que aún no se ejecuta.

Modificación de Ley de presupuesto

Analizando con mayor detalle el crédito suplementario, que no es más que una modificación de la actual ley de presupuesto, aumentando el techo de gasto y reasignando partidas presupuestales de un pliego a otro, representa un auténtico cajón de sastre que contiene todo tipo de rubros. Desde bonificaciones a empleados públicos, incrementos en escalas remunerativas hasta financiamiento para obras de rápido impacto, apoyos sectoriales (industria naval) y recursos para programas sociales. El MEF supone que la mayoría de estos rubros podrán desembolsarse en el corto plazo y eso brindará algo de liquidez que aporte a un mayor crecimiento de la demanda interna (que está en rojo en lo que va del año). Eso es cierto para el gasto corriente, pero persisten dudas respecto del gasto de inversión, salvo que esté destinado a ser ejecutado en parte por la cuestionada y poco transparente modalidad de administración directa por parte de gobiernos regionales y locales.

Inversión privada

El problema central de esta estrategia es que no será suficiente para dinamizar la inversión privada que sigue contrayéndose por varias razones que van desde la tramitología asfixiante, la parálisis en la toma de decisiones de funcionarios públicos, la ausencia de reformas que mejoren el crecimiento potencial, el populismo legislativo, la permisividad y el temor del Ejecutivo de hacer olas que atenten contra su permanencia en el poder (promocionando más activamente a la inversión minera), etc.

Mismas recetas

El crédito suplementario NO encara ninguno de estos problemas. Peor aún, persevera en recetas que no atienden los problemas mencionados líneas arriba, deteriora las finanzas públicas (con el riesgo de incumplir las reglas fiscales), genera dudas respecto a los verdaderos móviles políticos detrás de muchas de estas asignaciones y alimenta un mayor apetito por mayor gasto público por parte de legisladores estando a semanas del debate de la ley de presupuesto del 2024.

Sector privado

En lugar de continuar ensayando de todo, sería mejor que el Gobierno abriera un espacio de mayor diálogo con el sector privado para plantear medidas que resulten más efectivas y que permitan recuperar la confianza. Las críticas constructivas de la mayoría de economistas apuntan a lograr mayor efectividad para frenar el deterioro de nuestra economía. Al final son las expectativas las que mandan y tienen un rol predominante en la economía, y el MEF lo sabe.

Luis Miguel Castilla opinó sobre este tema en Correo.