Por Nicolás Besich.

Durante su más reciente intervención en la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en el marco de la 78 Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, la presidenta Dina Boluarte mencionó que “más del 99% de peruanos tiene un seguro médico, de los cuales 70% corresponde al Seguro Integral de Salud (SIS)”. ¿Es cierta esta afirmación?

Acercamiento a cifras oficiales

Según el último boletín informativo de la Superintendencia Nacional de Salud (SuSalud), a setiembre del presente año la cobertura del seguro de salud alcanza al 97.75% de la población, y el 69.2% está afiliada al SIS. En ese sentido, lo mencionado por la presidenta se acerca mucho a lo que dicen las cifras oficiales. Sin embargo, lo importante es preguntarse si esta cobertura legal se traduce en una cobertura efectiva. Es decir, aquella que, como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), garantiza el acceso a una atención de salud oportuna, de calidad y con protección financiera.

Preferencia por atención médica en centro de salud privado

Según la última Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), del total de asegurados al SIS que durante el 2022 buscaron atención médica, más de la mitad lo hizo en una farmacia o en un centro de salud privado. Es decir, a pesar de legalmente estar cubiertos por el SIS, no acudieron a un centro de salud del Ministerio de Salud (Minsa) o de los Gobiernos regionales, sino buscaron atención en un privado, con lo que incurrieron en gasto de bolsillo (pagar por la atención y los medicamentos).

En esa misma línea, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Endes) del INEI, el 94.5% de las mujeres encuestadas el año pasado indicó haber tenido algún problema para “acceder a servicios de salud y tratarse de algún episodio de enfermedad”. Estos problemas se deben principalmente a “que no había medicamentos” (86.4%) y a que “no había algún personal de salud” (84.4%).

Motivos de una cobertura de salud no efectiva

Los indicadores anteriores nos permiten concluir que en el Perú el aseguramiento universal en salud –ese 99% de asegurados al que hace referencia la presidenta–, no se traduce en una cobertura efectiva en salud. Los motivos de esta falta de cobertura son varios y se asocian a una serie de limitaciones estructurales de larga data en el sector. Solo por mencionar algunas:

  • Un sistema de salud fragmentado, segmentado y con una rectoría débil de parte del Minsa. Una rectoría que, además, desde julio del 2021 viene sufriendo excesiva rotación de funcionarios y el nombramiento de personas altamente cuestionadas.
  • Escasez de recursos humanos. Según la OMS, al 2021 el Perú tenía un promedio de 16.5 médicos por cada 10,000 habitantes, cuando dicha organización recomienda como mínimo 23 médicos por cada 10,000 habitantes.
  • Limitaciones para el acceso y disponibilidad de medicamentos. A agosto último, solo el 50.6% de los establecimientos de salud de la red Minsa – Gobiernos regionales registraba una disponibilidad mayor al 80% de medicamentos esenciales.

No solo es afiliar, sino garantizar

En el año 2015, como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. El objetivo de desarrollo sostenible N° 3 es “garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades”. El compromiso del Perú con este objetivo no pasa por afiliar a un seguro de salud al 100% de su población, sino por implementar reformas y asignar los recursos necesarios para garantizar que ese 100% de la población accede, con protección financiera, a servicios de salud esenciales de calidad y a medicamentos y vacunas seguros y eficaces.