Por Luis Miguel Castilla Rubio. 

La crisis de seguridad ciudadana, el avance del crimen transnacional y las economías criminales a lo largo y ancho del país (narcotráfico, minería ilegal, tala ilegal, trata de personas, trafico de tierras, etc.), se ven reflejadas en la disparada exponencial de la extorsión (aumento de mas de 800% desde el 2017) en sus distintas modalidades desde el gota a gota, el chalequeo o las amenazas usando medios digitales usualmente desde penales con redes foráneas.

Vandalización y ataques a la propiedad privada

A esto se suman los ataques y vandalización a la propiedad privada que parece estar normalizándose, lo que hoy hace que la seguridad privada tenga un costo igual o mayor que los recursos que el Estado invierte en la función de seguridad y orden interno.

Impacto económico del robo de celulares y sensación de vulnerabilidad

Abarcando a grandes segmentos de la población y sin distinguir por estrato socioeconómico, el robo de 5.000 celulares al día (cifra récord en la región a nivel per cápita) significa perdidas económicas de mas de S/ 2.000 millones al año y da una gran sensación de vulnerabilidad a la población. Todo esto ocurre ante unas fuerzas policiales que se encuentran en crisis y constantemente siendo descabezadas, un sistema de administración de justicia enquistado por malos elementos, un Congreso con representantes de grupos ilegales e informales y una debilidad supina del Ejecutivo encabezado por una presidenta que adolece de liderazgo.

Desafíos para la recuperación económica y riesgos futuros

Así, difícilmente lograremos recuperarnos luego de un pésimo año económico. Lo mas paradójico es que hay una serie de elementos que le estarían dando respiro a la economía pero podrían ser insuficientes para mitigar esta sensación fundada de inseguridad y caos. La reducción de la inflación (y la consiguiente disminución de las tasas de interés), el debilitamiento del Fenómeno de El Niño, el crecimiento de la demanda externa y la inyección de millonarias partidas presupuestarias no compensarían un entorno donde la violencia se está normalizando y nuestras autoridades no hacen nada efectivo para frenar esta situación.

Alerta sobre la crisis de seguridad

Es fundamental tomar plena conciencia que de no encararse esta situación y contener la crisis de inseguridad que vivimos, lo que pasa recientemente en el Ecuador (y en Colombia y Mexico hace décadas) se estaría replicando en nuestro país y constituye una real espada de Damocles para nuestro desarrollo y tranquilidad. Hay el riesgo real que luego de tantos años de inestabilidad política y desatención de estos problemas, estemos perdiendo una batalla que ni siquiera se ha comenzado a librar.

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